Venga.
Es el necesario análisis del centro de arte cntemporáneo del Ayuntamiento, ECCO, y de los fondos de la Diputación, además de la propia selección de estos para la muestra con que se ha abierto, visto por Paco Cano.
Lástima que no haya espacios más visibles y útiles para confrontar ideas en esta ciudad.
Para quien le interese, aquí tiene su casa.
Lo copio aquí, por si el link no va.
Se ha presentado en el ECCO (espacio de Creación Contemporánea) los fondos de la Colección de Arte de Diputación y esperemos que la anodina puesta en escena inicial no esconda otras carencias mayores que resultarían del todo frustrantes y desilusionantes, pues mucho se ha hablado de la necesidad de agrupar y exhibir una colección que se encontraba repartida por despachos y pasillos. Me explico y lo hago distinguiendo inicialmente entre una colección privada y una colección pública para evitar malentendidos.
Simple. Mientras que en una colección privada, uno puede ir acumulando piezas y darles un posterior sentido argumental, una colección pública debe nacer con unas directrices prefijadas que articulen las líneas coleccionistas y su intención o misión, para evitar de esa manera que se pongan en riesgo las inversiones públicas.
En el caso de una colección generada con el dinero que suministra la Diputación de Cádiz, resulta sencillo establecer esas directrices; solo se debe atender a la visibilidad, ensalzamiento y contextualización de los artistas provinciales, ya sean artistas de prestigio establecido o de los llamados emergentes para defenderlos y potenciarlos en paradigmas más amplios.
Es decir, que si se quiere construir una colección provincial de finales del siglo XX y comienzos del XXI se debe buscar buenas piezas de Francisco Almengló, Chema Alvargonzález, Juan Carlos Bracho, Manuel Cano, Chema Cobo, Hernán Cortés, Juan Ángel González de la Calle, Jesús Micó, Lita Mora, Guillermo Pérez Villalta, Luis Quintero, Antonio Rojas, MP & MP Rosado, Gonzalo Sicre, Miguel Trillo, Vargas o Javier Velasco –por orden alfabético- entre otros y mezclando distintas generaciones. Reitero, entre otros. Como sé que esta lista puede tener ausencias notables y crear controversias, que se la eviten los quisquillosos y que me disculpen mis veinte años fuera de Cádiz; a pesar de haber seguido con verdadero interés el quehacer de los autores provinciales.
Lo que no sobra es ninguno de los citados pues nos gusten o no, estén dentro de una línea estética, discursiva, conceptual, técnica o de planteamiento de problemáticas que nos ataña o no, todos son representantes de un trabajo serio, digno y de calidad y que ha encontrado repercusión externa y, por lo tanto, todos deben estar presentes en esta colección. Espero que así sea.
Si se me permite un ejercicio especulativo, es deseable que autores jóvenes como Federico Acal, Yeyo Argüez, Alejandro Botubol, Coco Capitán, Fátima Conesa o Pablo Fernández-Pujol, entre otros, tengan –llegado el momento- su hueco en la iniciativa provincial. Repito, entre otros.
Creada esta base fundacional, entiendo que potente por sí misma, a estas piezas se les debiera crear un contexto y buscar en el panorama nacional -o internacional si se diera el caso y si el dinero lo permitiera- las piezas referenciales que puedan poner en valor y en espectro situacional a los artistas provinciales. Ejemplo, aprovechando la presencia de Chema Cobo o de GPV, se les puede situar adquiriendo piezas de Gordillo, Alcolea, Franco, Molero etc…
A estas bases, sencillas e iniciales, habría que ir dotándolas de un sentido mayor o de una complejidad adecuada según la propia colección y el propio devenir artístico fueran evolucionando.
Pero dejemos la Colección y volvamos a la muestra selectiva que, gracias al acuerdo entre Ayuntamiento y Diputación – nos presenta el ECCO.
Si por ella tuviéramos que deducir qué tipo de colección se ha diseñado podríamos pensar que se trata de una colección en la que prima la fotografía –dos tercios de las obras presentadas lo son-, que evita la escultura o el objeto –de esta disciplina sólo se muestra una pieza de Miguel Ángel Valencia, muy interesante pero fuera de contexto para quien no conozca al artista- y que se mueve desde la figuración metafísica a la revisión del cuerpo como materia de análisis. O algo así.
También sería difícil establecer parámetros temporales a la colección pues hay piezas desde los setenta –alguna anterior a la llegada de la democracia- hasta piezas del 2008, lo cual dificulta el entendimiento de las problemáticas que las distintas piezas plantean.
Si bien se exhiben nombres de relumbrón en el panorama nacional como Eduardo Sanz, Carlos Pérez Siquier, Joan Fontcuberta o Chema Madoz o no se entiende por qué aparecen estos autores pues la muestra no lo aclara. Igualmente no se entiende la presencia en esta colección provincial de autores internacionales como Robert Longo, Hanna Collins –una pieza secundaria dentro de su producción, por cierto- o Pierre Gonord, independientemente de la calidad de la pieza o no.
Tampoco resulta adecuado que ni siquiera una cuarta parte de los artistas seleccionados para esta primera presentación sean artistas provinciales. ¿Cuáles han sido, por lo tanto, los criterios manejados para la selección? Ni idea. Sí resulta sospechoso que se haya primado la presencia de artistas de galerías muy concretas.
Reflexión aparte merecería la desgana y la falta de riesgo en el montaje expositivo, pero para muestra un botón: una pared se ha dedicado a obras que trabajan el claroscuro, otra a obras en azules, grises y blancos y una sala entera se ha dedicado a piezas en blanco y negro; independientemente del lenguaje y la técnica utilizada. Es decir, criterios decorativos. Fallida presentación de una colección y mal comienzo para el ECCO, la verdad.
Paco Cano
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